En un contexto global donde la transición energética domina las agendas gubernamentales y corporativas, el capital privado ha decidido redoblar su apuesta por el petróleo y el gas. Más de 30.000 millones de dólares están listos para ser invertidos en un sector que, lejos de estar en retirada, ha recuperado protagonismo gracias al retorno de la rentabilidad y a nuevas oportunidades de consolidación.
El informe más reciente de Houlihan Lokey sobre el mercado energético global revela que, pese a la volatilidad de los precios de las materias primas y a las tensiones en los mercados financieros, el apetito inversor por el sector energético tradicional se mantiene fuerte. Este impulso ha quedado reflejado en el comportamiento del mercado durante el primer trimestre de 2025, que comenzó con un repunte notable en la actividad de fusiones, adquisiciones y desarrollo de activos, aunque con una moderación hacia el final del período.
Durante los primeros meses del año, el mercado energético vivió un ritmo de actividad que no se veía desde antes de la pandemia. Las operaciones superaron los 23.000 millones de dólares en valor agregado, con un volumen transaccional que creció un 75% respecto al trimestre anterior. Estados Unidos fue el epicentro de esta dinámica, no solo por la magnitud de las transacciones, sino también por el regreso de inversores generalistas que ven en el petróleo una oportunidad de generación de valor inmediato.
Estabilidad y entorno regulatorio favorable
La racionalización de portafolios, tras un ciclo de grandes fusiones corporativas en años anteriores, ha abierto espacio para que fondos de capital privado accedan a activos operativos con alto potencial de flujo de caja. El entorno regulatorio favorable y una percepción renovada de estabilidad política en mercados clave han contribuido a este renovado interés. Según el informe, los compradores están priorizando activos de producción probada, lo que ha hecho más competitivas las subastas de estos activos y ha elevado las valoraciones en los procesos de venta.
El dinamismo no se limitó al segmento de exploración y producción. Las operaciones en infraestructura energética también tomaron impulso, especialmente en transporte y almacenamiento de hidrocarburos. A pesar de un entorno macroeconómico global desafiante, se concretaron operaciones relevantes que indican una confianza sólida en el largo plazo del sector. De forma paralela, el gas natural licuado (GNL) volvió a destacarse como uno de los segmentos más activos, aprovechando tanto el crecimiento de la demanda asiática como la infraestructura emergente en América del Norte.
Rafael Barroeta P.
30/06/2025