La energía eólica se ha convertido en una pieza clave del sistema eléctrico español, no solo por su volumen de generación, sino también por su grado de integración técnica y su capacidad para adaptarse a las necesidades operativas de la red. Actualmente, más de 1.300 parques eólicos distribuidos por el territorio nacional suman una potencia instalada superior a los 32.000 megavatios (MW), con una amplia mayoría de estas instalaciones en funcionamiento desde hace más de una década.
El desarrollo de esta infraestructura ha sido sostenido y, en muchos casos, acompañado de una evolución tecnológica que ha permitido adaptar los aerogeneradores a las exigencias técnicas del sistema eléctrico. Según la Asociación Empresarial Eólica, hoy en día, "los parques eólicos no solo producen energía, sino que participan activamente en la regulación del sistema, ajustando su producción en función de la demanda y contribuyendo a la estabilidad de la red en tiempo real".
Durante 2024, la energía eólica generó 60.921 gigavatios hora (GWh), equivalente al 23,3% de la electricidad consumida en España. En determinadas jornadas, esta tecnología ha llegado a representar más del 60% de la demanda diaria sin comprometer la operación del sistema, un dato que ilustra el nivel de confiabilidad alcanzado. "La generación eólica suele mantenerse estable incluso en contextos de tensión o alta demanda, como se ha observado en días recientes, en los que su aportación se situó entre los 2,5 y los 3,8 GW, alrededor del 10% del total del sistema eléctrico" destaca la AEE.
Una de las fortalezas del sistema eólico español es su diversidad geográfica. Los parques están distribuidos por casi todas las comunidades autónomas, lo que permite que sus patrones de generación se complementen entre sí. Esta descentralización contribuye a reducir la dependencia de una sola zona y aumenta la resiliencia del sistema ante cambios meteorológicos o incidencias locales.
Modular la producción
Desde el punto de vista técnico, los aerogeneradores actuales están equipados con sistemas que permiten modular su producción de forma rápida. En situaciones de inestabilidad en la red o ante órdenes del operador del sistema, estas instalaciones pueden reducir o aumentar su generación en cuestión de segundos. Esta capacidad de respuesta es especialmente valiosa durante eventos imprevistos, como picos de consumo o caídas puntuales de generación de otras fuentes.
Tal y como recoge la patronal eólica, en los primeros tres meses de 2025, las limitaciones impuestas a la producción eólica por motivos operativos representaron un 0,83% de su producción programada. En momentos puntuales, como el 12 de enero o el 2 de febrero, los recortes superaron el 5%, sin que se registraran efectos negativos sobre el funcionamiento del sistema eléctrico. Esto indica un nivel de control y coordinación elevado entre la generación eólica y la red.
Tirso Vazquez
12/05/2025